sábado, 14 de enero de 2012

El regreso de Horus, 1ª parte

Hace ya mucho tiempo empecé a relatar la resurrección del mayor hombre que ha pisado la Tierra, el mejor de todos ellos y que tiene mucho más que miles de seguidores. No, no estoy hablando de Jesucristo, sino del gran Señor de la Guerra, conquistador del universo, azote del verdadero poder, Horus. Así que aquí publico una primera parte de la historia, más adelante habrá más, espero que os guste y que sigais la historia.

Tras la Herejía de Horus y su muerte, Abbadon se llevó su cuerpo para que todos lo veneraran como un dios caido. Pero los Hijos del Emperador, bajo las ordenes de Fabius Billis, consiguieron robarlo.
Fabius Billis había descubierto la forma en que el Emperador había creado a los Primarcas y la utilizó para clonar el cuerpo muerto del gran Señor de la Guerra para quién sabe qué fines.

Abbadon dirigió un asalto para recuperar el cuerpo del primarca y destruyó todo lo que encontró a su paso: notas, laboratorios, los clones (que aún no estaban desarrollados) , máquinas e incluso el mismo cuerpo de Horus. Fabius Billis consiguió escapar, pero no pudo salvar nada de lo que había obtenido, o éso era lo que parecía.

Mucho más tiempo después, en las ruinas de un sótano abandonado de un laboratorio en ruinas, dentro de una cámara de incubación que quién sabe bajo qué oscuros fines había sobrevivido al ataque, una nueva y oscura conciencia nació.

El superhombre abrió los ojos y se vio encerrado en algo que no comprendía, pero necesitaba salir, no soportaba estar encerrado, así que se liberó de sus ataduras y rompió la cámara saliendo al frío suelo agrietado.

Allí estaba, de pie y desnudo en las ruinas de lo que antes fue el laboratorio donde se consiguió recrear la hazaña del Emperador. Había sido creado como un clon, pero era el gran Señor de la Guerra, era Horus.






Unas voces empezaron a resonar en su cabeza, le hablaban de guerra y destrucción, de esclavizar el universo. Le prometieron el control del universo, poder inigualable, la inmortalidad y todo lo que pudiese desear. Estaba confuso y enfadado, no sabía que eran esas voces, no sabía quién era él, no sabia qué hacía ahí. Había perdido su memoria. ¿O nunca había tenido recuerdos? Tenía que descubrir quién era y por qué estaba allí y quizás esas voces lo pudieran ayudar.

<<Eres un clon. Una copia de un humano como tú que se llamaba Horus y que traicionó a su raza para conseguir nuestro poder. Ahora está muerto y su imperio lo dirige otro humano, se llama Abbadon, él te ha traicionado. Eres poderoso. Puedes reclamar lo que te pertenece. Nosotros te ayudaremos.>>

No comprendía que eran esas voces, ni tampoco comprendía del todo lo que le habían dicho, pero si sabía que tenía que encontrar a ese Abbadon y reclamar lo que las voces dicen que le pertenece.

Empezó a andar siguiendo su instinto y tras varias jornadas de viaje encontró a personas. Estaban peleando entre ellas. Una de las partes llevaba armaduras negras y la otra de colores chillones de todo tipo. Estubo observando la situación hasta que decidió acercarse a la batalla. Paseó entre los restos de docenas de cuerpos tirados, algunos destrozados, otros parecían que rezumaban sus propios órganos.

<<Coje una armadura y armas y destroza a uno de los dos bandos. Demuestra tu fuerza y conseguirás seguidores para tu propósito>>


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