martes, 14 de febrero de 2012

Aquí un seguidor de Neferata

Cuando renovaron los condes vampiro debería haberme emocionado como solía hacer con todos los ejércitos y especialmente con aquellos que tengo empezados (aunque sean un par de unidades y una marea de héroes como me pasa con los condes), pero esta vez no sentía nada. Me da igual la renovación de un ejército que me gusta porque su renovación implica su entrada al mundo de la 8ª edición, y aunque no parece que esta vez el trasfondo lo usasen para limpiar el suelo, seguro que algo le han jodido. Ahora lo único que me queda de las renovaciones es la salida de miniaturas, que por otro lado no me gustaron tanto como quería (podeis ver nuestras opiniones al respecto aquí ) y seguir en un mundo anterior a la 8ª mientras Agast y yo seguimos en nuestra preparación de unas reglas en condiciones para jugar con libros de ejército de 6ª y 7ª (en algunos casos incluyendo algunos aspectos de 5ª y muy pocos de 8ª). Pero este es otro tema que otro día desarrollaremos, hoy simplemente voy a dejar el trasfondo de mis condes vampiro (Lahmias que se van de juerga) que hice hace ya bastante tiempo y que la llegada de 8ª , también la eliminación de clanes de 7ª, me hizo guardar mientras trabajaba en medicina para Fantasy y me metía de lleno en el mundo de 40K.



Hace muchos años la reina de Lahmia, ansiosa de poder, continuó la investigación del Gran Traidor y la perfeccionó hasta culminar en la creación de unos seres mejores que los Inmortales de Nagash, culminó en la creación de los vampiros.

Neferata fue la primera en beber del elixir de la inmortalidad y después lo dió a sus más fieles seguidores, incluido su marido. Su prima Khalida, la reina de Lybaras, descubrió su secreto y fue hacia Lahmia para hacerla confesar, pero aunque Neferata la mató en un combate ritual los demás reyes empezaron a sospechar de ella hasta culminar con la destrucción de la que desde entonces se conoce como La Ciudad Maldita.

Tras la destrucción de Lahmia los 7 sobrevivientes, entre los que se incluía la misma Neferata, se dispersaron y acabaron creando sus propios clanes vampíricos formados por sus vástagos y ansiando sus propios objetivos. Uno de esos clanes fue el de la propia Neferata, el clan Lahmia.

Por diversas circunstancias entre las que se incluyen el odio, o quizás no algo tan cálido, hacia los hombres el clan cuenta con muy pocos de ellos y casi en su totalidad está formado por bellas y exhuberantes mujeres que se infiltran para manipular los hilos de la sociedad humana.

Aunque son los vampiros más rápidos y con más control sobre los humanos, carecen de la fuerza bruta de la que gozan los demás. Sus frios corazones no les dejan disfrutar del sol, por eso son criaturas que sólo aparecen de noche, y su agilidad y rapidez sobrehumanas junto a la fascinación y trastornos que provocan sobre sus observadores les hacen parecen sombras fantasmales que desaparecen ágilmente en la noche esfumandose entre las sombras y la niebla.

Al contrario que otros clanes las Lahmia se mantienen constantemente informadas entre ellas y en contacto con su maestra y suma sacerdotisa de la Hermandad de Sangre. Los gatos que crían les son muy útiles para estas tareas y a menudo son ellas las que adoptan la forma de un gato que parece hecho de la misma oscuridad para moverse sin levantar sospechas.

A pesar de ser pocos los hombres del clan Lahmia, son muy numerosos los candidatos a serlo. Por ésto es muy normal que caballeros y nobles vivos acompañen en batalla a las tropas no-muertas para ganarse el favor de la vampira, aunque con frecuencia el candidato acaba sirviendo sólo como alimento y juguete de la vampira en lugar de obtener la inmortalidad y poder que ansiaban o los placeres deseados de la mujer que los había seducido.



Este clan también siente apego por las antiguas costumbres del Valle Fértil, es por ésto que se visten y decoran sus residencias tal como lo harían las mujeres nobles de La Tierra de los Muertos. Este gusto también ha hecho efecto en sus costumbres a la hora de organizar sus ejércitos, prescindiendo de los necrófagos que irían tras ellas y de las mareas de cadáveres putrefactos para dejar espacio a las grandes filas de lanceros esqueleto equipados con grandes escudos y su guardia personal, la guardia de los túmulos, que no es más que una burlona copia de la antigua guardia que acompañaba a los reyes sacerdote a la guerra.

Una noche de luna llena numerosas sombras, formas felinas y hermosas mujeres que bajaban de grandes carruajes negros se empezaron a congregar frente al Pináculo de Plata. Pasando junto a guardianes atabiados de negro y numerosas formas espectrales entraron a las cámaras centrales de la morada donde les esperaba una mujer de incalculable belleza, Neferata, la reina de los vampiros. Era la hora de poner en marcha el plan para el que habían estado reuniendo poder durante tanto tiempo, el Clan Lahmia marcharía sobre el mundo para conquistarlo para la primera de todos los vampiros.





Un día os contaré como está organizado el ejército y sus peculiaridades (tales como la inclusión de arqueros). Gracias a todos por leernos, hasta la próxima.



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